Mai y Nacho son de Buenos Aires,pero tuvieron la gran idea de hacer su casamiento en Bariloche.
Todo su círculo íntimo viajó para acompañarlos.
El casamiento se hizo en el Hotel Tronador, nombre en honor al cerro Tronador, el más alto de los alrededores de Bariloche y el único que permanece blanco durante todo el año debido a los glaciares que tiene en su cumbre.
Desde cualquier rincón y ventana podíamos ver este y todos los imponentes cerros y montañas que rodeaban el lugar.
Apenas llegué el día antes del casamiento, me sumé con los chicos y su familia a una cabalgata de dos horas a un refugio, donde nos esperaban con un pollo al disco que comimos en medio de un tormentón (que agarró justo, unos minutos después de estar bajo techo).
Volvimos al hotel horas despúes, y la tarde estaba tan linda que nos fuimos con Mai y Nacho a hacer unas fotos en el lago.
Terminamos ese gran día con un merecido brindis.
El día del casamiento amaneció con un cielo cristalino. Excusa perfecta para saltar del muelle al agua helada y resfrescarnos un poquito mientras llegaban el resto de los invitados al hotel.
Al mediodía organizaron un Picnic bajo los árboles, aprovechando que ya habían llegado todos.
Y, después de una merecida siesta, empezaron los preparativos del casamiento!
Mai y Nacho decidieron verse un ratito antes de la ceremonia para tener un tiempo a solas, asi que se encontraron en el camino de entrada bajo los pinos, a darse el último abrazo de novios.
Fue una ceremonia mágica, dirigida por una íntima amiga de los novios. A pedido de ellos no hubo ni un celular, por lo que todos estaban absolutamente conectados con lo que estaba pasando. Y se sintió, mucho.
No faltaron las palabras, hacia ellos y entre ellos.
Y el cierre lo dió Lili, la mamá de la novia, cantando una ópera que hacia eco en los cerros de fondo.
El resto del día transcurrió entre abrazos, mas discursos, brindis, baile, y un corte de torta bajo la luna llena.